Te observaba a escondidas,
poniéndote atención como una exposición en un museo
y sintiendo lo que no se toca.
Te observaba a escondidas,
pero te admiraría en primera fila.
Te observaba discretamente
sin ser obvia en la certeza que eras mi única razón.
Te amaba como el primer amor
y siempre quise que fueras mi último amor.
Tu nombre era mi palabra mágica,
pero mencionarte en mis deseos no tuvo efecto.
Te observaba con atención
cada vez que estabas distraído,
me encantaba tu belleza natural,
aquella sin poses, solamente el ser expresándose como es.
Te observaba con emoción
percatándome de los sentimientos que me provocabas
y de la tranquilidad que me transmitías con solo existir.
Te observaba como si fueras un amanecer
porque por ti yo despertaba ilusionada con cada día.
Te observaba como si fueras un atardecer,
aquel que en un parpadeo se torna oscuro
y nos hace disfrutar cada tono, cada momento
antes que sea demasiado tarde.
Te contemplaba con los ojos,
te admiraba por el alma que se veía reflejada en tu mirada
y te sentía, y te quería.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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