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Foto del escritorANMIR MARTZ

Todas las penumbras aúllan / Jinetes fantasmales

Todas las penumbras aúllan,

el cielo está cabalgando,

las nubes montadas

no son más que sus fantasmas,

vienen por nuestras almas.


Todas las penumbras aúllan,

el cielo está siendo cabalgado,

ellos están llegando a nuestro lado,

los perros y espectros

nos despedazarán

hasta que no quede ningún hueso

que nos pueda identificar.


Las calles permanecen a oscuras

para que cada jinete se vuelva más audaz,

le están dando latigazos al cielo

y en el resplandor puedo verlos,

me invade un terror

y pierdo el clamor.


La vibración de los truenos

está intentando abrir las puertas

que mantuvimos selladas,

¿cómo podremos escapar de la cacería?

todas las armas nos señalan,

no habrá rastro de las balas

ni almas.

La luna resplandece

y trata de absorber cada bala

antes que nos perdamos en el tiempo y espacio,

ahora todo es silencio y vacío

atrayéndonos,

extrayéndonos,

tal vez algún día las penumbras no aullarán

y podremos escuchar nuestra voz llamándonos,

tal vez alguna vez volvamos a encontrarnos,

después de vencer el tiempo y el espacio,

el silencio y vacío.


El silencio de la noche

está siendo interrumpido

por la lluvia y ladridos,

me están tomando,

me están llevando,

estoy desapareciendo,

tal vez algo de mí se quedará por ahí,

tal vez encontrarás una manera para recordarme,

tal vez buscarás una manera para mantenerme o recuperarme.


¿Quién podría sobrevivir en esta noche tenebrosa?

¿quién podrá recordarnos con la aurora?

una nube de humo verde borrará nuestra aura

y todo lo que alguna vez le dimos significado.


Tú solo puedes percibir el viento,

no a los espectros,

y antes que la bala me atraviese

empiezo a sangrar en el olvido

que en ti está naciendo

y es eso lo que me está matando,

me están tomando,

me están llevando,

estoy desapareciendo.



Me trasladan a una estación abandonada

y en su pantalla están todos los pueblos fantasmas,

el próximo tren nos llevará al final de los tiempos,

he buscado cada salida

y has buscado cada entrada,

en el altavoz de la estación solitaria

puedo escuchar tu voz,

encontraste una manera para recordarme

y los destellos han abierto un portal,

espérame que lo estoy atravesando

para llegar a tu lado,

cabalgaré en el cielo

y todas las nubes montadas

no serán más que las almas

que fueron amadas,

volviendo a la vida.

 

Los jinetes fantasmas son parte del mito de La cacería salvaje, y como toda leyenda, han sido representados en muchos aspectos, yo los conocí gracia a la serie Teen Wolf, en la temporada 6A (posiblemente mi favorita junto con la 3B).

The Doors tienen una canción en su honor, Riders in the storms, y Johnny Cash tiene a Riders in the Sky, y aunque no escucho música de ninguno de ellos, esas canciones sí las tengo agregadas. Y sobre Cash, en su poemario (que me costó 100 pesitos) Eternas Palabras tiene un poema llamado Jinete Fantasma, donde subrayé casi todo.


En Teen Wolf los que fueron cazados por los jinetes fantasmadas terminaban en una estación de tren, que cada vez se llenaba más, y todos estaban ausentes, tal vez porque nadie podía recordarlos y eso les succionaba la vida/alma que les quedaba. Gracias a la conexión entre Lydia y Stiles hubo cierta comunicación entre esa vida y muerte, ella lo recordó aunque siempre hubo algo que le hacía saber que estaba olvidando algo importante (poético), hasta abrir un portal y poderse salvar, mientras otros se encargaban de matar a los jinetes fantasmales.


Tenía ya bastante tiempo queriendo escribir un poema con este tema y no sabía cómo empezar. Según mis apuntes del diario inexistente, en febrero de hace dos años, tuve una pesadilla de la que me costó bastante despertar y no tenía ni la hora de haber dormido, cuando desperté estaba lloviendo y recordé el ambiente de los jinetes fantasmales y recordé (y ya olvidé) un sueño que había tenido sobre la caza salvaje bastante interesante. Pero también desde hace dos años tengo una que otra pesadilla e historias interesantes, muy posiblemente debería anotarlas o contarlas, pero desaparecen como las víctimas de los jinetes fantasmales y ni qué hacerle.


“Si gritas tal vez alcancé a oír tu voz en el viento
y si las montañas me traen el eco de tu amor
ondea tu corazón y
cabalgaré de vuelta”
Johnny Cash


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