Todas mis palabras

Todas mis palabras se quedaron en el escritorio,

traté de calcar contraluz la imagen que se había formado,

mas no pude contra la oscuridad que yo misma había formado.

Me llené de gris

y no hubo espacio para el grafito,

¿entre todo el desfile de nubes

alguna vez me viste?

Todas mis palabras se quedaron entre las paredes

como si fueran telarañas,

traté de cuidar cada hilo

y terminé destrozándolo,

perdóname, rincón abandonado,

¿cuánto tiempo ha pasado?

Todas mis palabras fueron escritas en un espejo

y les tomé una foto para reescribirlas luego,

solo que no pude recordar de quién era ese reflejo encubierto

ni quién escribió eso.

Todas mis palabras fueron escritas en un marco roto,

hice todo para sostener mi autorretrato,

empezó a caer mi ser

y ya nada podía hacer.

Todas mis palabras quedaron grabadas en cada una de mis grietas,

era mi epitafio el que carecía de letras,

el ataúd se abría ante cada silencio, agonizado pidiendo por más,

así que los gusanos se transformaron en caligrafía.

He estado un tiempo en el infierno,

mátame y déjame resucitar como aquella versión poética,

que la vida empieza a carecer de sentido si no puedo decirlo.

Todas mis palabras fueron colocadas en el gotero

y ojalá pudiera hablar de lo que colmó el vaso,

¿cómo es que la sal puede hacer arder a las heridas

y luego secar a la tinta?

Mi mano empezó con sus temblores

y sellé el tintero tratando de protegerlo,

me quedé sin fuerzas y no he podido abrirlo,

después de todo uno puede volver de la muerte

pero no a sí mismo,

o eso escuché,

quién sabe de quién.

Todas mis palabras se quedaron en el escritorio

y no quisieron escribir más.

Todas mis palabras se quedaron entre las paredes

que me cerraron.

Todas mis palabras fueron escritas entre un espejo

y el vapor, todo desapareció.

Todas mis palabras fueron escritas en un marco roto,

“nada se arreglará y estoy cansada” fue lo último que dije.

Todas mis palabras fueron colocadas en el gotero

y tuve que vaciarlo.

Todas mis palabras quedaron grabadas en cada una de mis grietas

y me dio miedo habitar ahí, así que huí.