Perderte un 24
hace que toda la vida sea un 25.
He estado esperando un mañana
para despertar de la pesadilla,
pero si no veo tus ojos
no entiendo la razón de tener una visión.
Perderte un 24
hace que busque un 23,
aunque esos días eran una cuenta regresiva,
tú contabas como yo cuento los días para la primavera,
pero los contaste para marchitarte y hacernos llover.
La vida te encontró un 24
para en 72 años perderte.
Los días tienen 24 horas,
pero un 24 de algún mes
me han hecho perder todos mis momentos de oportunidades
por querer regresar el tiempo,
viajar al pasado para disfrutar lo vivido.
Perderte un día 24
cuando tenía 13 años
ha sido lo que jamás quise encontrar,
y nunca más busqué mi fortaleza.
Perderte un 24 fue reconocer el valor y perder mis fuerzas.
Perderte un 24 fue que un simple número me derrumbara,
jamás quise que llegara,
nunca quise que te marcharas.
Perderte un 24
hizo que toda mi vida se quedara en la misma página,
porque cerraste tu libro
y tenías que seguir leyéndome.
Me quedé en la misma pagina
para entender el capítulo,
pero tenía que seguir con el libro.
Perderte un 24
fue entender que en 4 meses después
no iba a haber cena en la mesa,
ni un árbol puesto frente a la puerta,
no iba a existir una celebración
porque quien nos unía se separó de la tierra
para arreglar las grietas del cielo.
Perderte un 24
hace que todos los días sean un 25,
con un dolor más fuerte y un vacío expandiéndose.
No lo entiendo,
pero sé que los ángeles
necesitan volar.
Perderte un 24
me hace querer haberlo sabido el 23
para aferrarme a ti…
si no te hubieras soltado de mí.
No diré que los días 24 son deprimentes
porque después de ese día
siempre he estado triste
y la vida duele cada día más.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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