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Un Misisipi

¿Fue un paso en falso

o solo estábamos en el camino equivocado?

Los recuerdos se mezclan

hasta que perdemos lo que llevan.


La habitación ha empezado a dar vueltas,

y por más que quiera, ya no puedo sentir nuestra danza,

se rompieron mis pies

tratando de seguir tus pasos,

he nombrado a todos mis huesos

solo para saber a quién han estado cargando.


Me acosté entre las cenizas

como si pudiera reintegrarme a lo que fue,

mi espíritu se volvió lóbrego,

tal vez resucitaré con la sangre de drago.


El ayer se desplaza con la eternidad,

me roba la vitalidad,

necesito encontrar un momento de claridad

porque yo


me aferré a los bordes

de tus nubes,

tú siempre cambiabas de forma

y yo seguía llamándole cielo.


No fuiste más que nubes,

te rompías en ellas,

corrompiste la pureza de mi cielo,

me llevaste al limbo,

busqué en sus tinieblas tus sombras

y en el seguimiento de tu redención

encontré mi rendición.


Me aferré a lo efímero

porque en un soplo

pasé del “eres tú”

a “¿y quién eres tú?”.


Me llevaste a Misisipi

solo para abandonarme ahí,

hiciste que mis destellos

terminaran en llovizna.


¿Cómo pasé de

“quiero darle voz a mi corazón”

al “y no he hecho más que gritarle a los cielos”?


En mis adentros sentí que

nada fue tan real como esto,

pero ahora nada se siente real,

estoy fuera de ti, de mí.


¿Cómo pasé de

“vas aclarándome los cielos”

al “vas acarreando las nubes,

grises”?


He estado siendo diferentes versiones de mí

solo para olvidar que contigo podía ser.


Al menos hay algo que no ha cambiado,

cuando te conocí dije “no me siento como yo”,

cuando te volviste un extraño dije “no me siento como yo”.


¿Cómo pasé del

“me acerco lentamente hacia ti para verte mejor”

al “me alejo lentamente por si todavía puedo ver a quien eres”?

espejismo mío, eres nadie.



¿Cómo pasé del

“quisiera entrelazarme a tu sentir”

al “quisiera tomar de tu no sentir en lo absoluto”?


¿Cómo pasamos de estar alrededor de una fogata

a ir en busca del humo de nuestros espíritus?


Por un momento

¿podrías recordar que me querías?

y yo podría olvidar que yo no era lo que querías.

Lamento haber sido una pérdida de tiempo,

lamento que seas la pérdida de mi vida.


Ayer quería grabarme en tu corazón,

hoy solo quiero que mi corazón deje de sonar,

no trates de reanimarlo con un golpe,

prefiero morir a que sigas doliendo.


Seré bendecida

si nunca te vuelvo a ver en la vida,

Misisipí, siempre han sido tus aguas

las que me arrastran.


El corazón no puede alcanzar jamás al lenguaje,

solo pretende,

y cuando uno deja de sentir, no hay más qué decir,

lo comprendí,

te desconocí.


No fuiste más que nubes,

corrompiste la pureza de mi cielo,

volviste mi poesía

en una herejía,

te volviste una elegía,

pero ni siquiera trates de buscarte en mis líneas,

tú no eres aquel a quien yo le escribía,

ni siquiera sé quién eres,

¿y cómo se siente?


¿Fue un paso en falso

o solo estábamos en el camino equivocado?,

¿acaso me volví en una carga?

me diste una herida

y tal vez resucitaré con la sangre de drago.


Un Misisipi,

nada fue tan real como esto,

dos Misisipis,

nada se siente real,

tres Misisipis

¿acaso fue real?


Y tal vez no fue en vano si pasamos de decir “bonito día”

al “que te vaya bonito en la vida”,

y realmente espero no saber nada de ti,

escuché que solo fuiste una lección,

es por eso que no quiero saber más.

Un Misisipi suele ser utilizado para contar el tiempo, cada misisipi es un segundo al ser pronunciado.


El Drago es un árbol que tarda mucho en crecer, su resina es roja y es conocida como “la sangre de drago” que se ha utilizado para curar.

A su vez, su nombre proviene de la mitología, como toda leyenda tiene sus distintas versiones, en sí se trató de la muerte de un dragón, su sangre quedó derramada por toda la tierra y de ella brotaron sus árboles.

 
 
 

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