Las velas
tal vez no sean para soplarse,
tal vez tenemos que besarlas,
ya que muchas veces lo que pedimos es amor:
amar o ser amados,
coincidir con su corazón,
unir nuestras almas
y empezar a ser con quien queremos estar.
Tenemos miedo de quemarnos,
pero el amor es un incendio,
una chispa, una luz
y luego solo cenizas.
Brillamos como fuegos artificiales,
volamos tan alto
solo para desvanecernos lejos.
Soplamos velas
y queremos que alguien nos respire.
Soplamos velas
y queremos ser aire.
Soplamos las velas
y cerramos los ojos,
nuestros ojos brillan,
no por el reflejo del fuego
sino por la chispa de nuestra ilusión.
Soplamos velas,
queremos vaciar nuestros pulmones
y a la vez queremos que se llene todo nuestro corazón
por el amor.
Soplamos velas en cada cumpleaños
y quizá no se cumpla el deseo,
tal vez el soplar velas
sea un recordatorio de que cada año
habrá una ilusión que nos mantendrá brillando.
Apagamos velas esperando que el viento se lleve nuestras palabras
y el humo nos traiga algo,
porque en ese día
sentimos que el universo
está a nuestro favor.
Soplamos velas
en vez de lanzarnos por el deseo.
Soplamos velas
pidiendo que alguien nos dé calor,
pero tememos quemarnos.
Me gusta el fuego
y si tu vida es infierno,
soplaré cada llama
y cumpliré cada deseo que tengas.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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