Ya no me dueles
y eso me duele,
en mi mundo de acuarelas
tú eras todas las aguas.
Ya no te espero
y no sé qué espero,
el olvido se ha hecho más evidente,
pero sigues en mi mente.
Ya no te quiero
y no sé qué quiero,
tuvimos el poder de colocar estrellas,
mas nunca pudimos alinearlas.
Aunque hace rato se desvaneció el fuego
apenas me voy apagando,
me he rendido en nuestra oscuridad
y jamás había sentido tanta desesperanza.
¿Siento?
creo que no,
no creo en lo que siento.
Soñé con los colores que usaste para pintarme
y desperté con el cuadro vacío,
descubrí que no había mejor forma de llenarlo
que taparlo.
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