La muerte traspasó cada ventana
y no nos quedó más
que escondernos en una fosa,
aquí jamás nos encontrará,
pero no te puedo asegurar que seguiremos vivos.
Te pregunto por tu mirada al vacío
y cuando tus ojos están frente a los míos
puedo sentir en mis entrañas
cómo me he vuelto una extraña,
espera, si se disuelven nuestras miradas,
entonces ¿mis ojos quedarán vacíos?
no, no tienes que preocuparte por mí,
que yo levantaré a un atardecer
solo para que nadie vea a mi sol caer.
Y al final, quizá,
mi corazón no era más que un florero
que palpitaba en busca de raíces
y tus ataduras hacían camuflaje con mis creces.
Lo sé, lo sé,
cuando uno empieza a dejar de sentir
empieza el fin,
lo sé, lo sé,
pero ¿cómo puede evaporarse una noche sin nubes?
La muerte traspasó cada ventana
y no nos quedó más
que escondernos en una fosa,
no hacía falta que nos estuviera buscando,
nosotros ya la habíamos encontrado.
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