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Foto del escritorANMIR MARTZ

Hoja en blanco

He estado esperando a que la hoja en blanco

se llene con solo darle un vistazo,

que todo esté

y que esté bien.


He estado esperando a que las palabras se rieguen

y el vacío no me inunde,

que el cansancio no me agote

y todavía quede algo para yo brindarme,

tener por lo cuál brindar

o convertirme en una copa vacía

y tragar en seco.


He estado esperando que las palabras se tejan

para saber cuál ha sido su hilo suelto,

¿qué pasa con el silencio disuelto?

mi problema no está en que mis palabras vagas

jamás formen un hogar,

son mis propias entrañas

que han estado traicionando a mi alma.


He colocado toda mi poesía en una vela,

no para que siga alumbrándome

ni para que se consuma,

tú dirás,

“entonces para qué”,

“no lo sé”,

diré,

y luego en el silencio me envolveré

y no volveré.


He estado tratando de encontrar algo en mí

que todavía tenga significado,

algo que sea tan fuerte para soportar mi propia destrucción,

y no sé si tendré fuerza para cargarlo y llevarlo hacia la luz,

me está arañando está oscuridad,

descuida, aún no me tiene agarrada,

pero tampoco me puedo soltar,

¿será este intermedio mi final?


He estado perdiendo mi tiempo,

la vida se está yendo

y no sé hacia a dónde,

estoy jodidamente aterrorizada

y cada vez que tiemblo

pierdo más mi cuerpo.


Hace dos semanas perdí mi voz

después de (sobre)pensar y decir que por un tiempo ya no escribiría,

cuando no pude hablar

me di cuenta que todavía tenía mucho por expresar,

no he olvidado cómo hacerlo,

solo he olvidado hacerlo.


He estado perdiendo mi tiempo,

la vida se está yendo

y no sé hacia a dónde,

estoy jodidamente aterrada

y cada vez que tiemblo

pierdo más mi cuerpo.


Sabes que no me aterra el destino de los poetas

y si debo ser honesta, me he alejado de la poesía

porque me he estado rindiendo de la vida.


No sé cuántas noches llevo sin poder dormir

y mi mente siempre está encendida

así que para no encandilarme

mi ser se acerca más a la oscuridad.


Al principio me resistí a escribir para que mi mente no trabajara tanto

y en las noches me permitiera descansar un poco,

ahora no duermo ni escribo,

solo tengo un desgarro que me va a matar

y esto no lo puedo llegar a amar,

por más que ame a la muerte.


No he estado renunciando a la poesía,

solo me he estado rindiendo de mi vida,

algún día estaré en una hoja en blanco

y te olvidarás de mí,

esto todavía es por ti.


 

Este 2023 ha sido el peor año poéticamente hablando, la manera en la que me he alejado de la poesía (propia) me tiene temblando para tirarme al suelo y no saber el camino de vuelta.


Hace bastantes años era exigente en cuanto no dejar de escribir, luego me hice relajada para que las palabras se tomaran solas y se tornaran en poemas, porque uno no se puede obligar a escribir, no sería bonito ni sincero. Pero ahora soy incapaz de sentarme enfrente de un documento en blanco. Ideas vienen a mí, sí, y las pongo en notas, pero me soy incapaz de tratar de darles vida, ¿cuándo me convertí en tanta muerte? En un cadáver que parece que escribió ninguna puta poesía.

No es que esté exigiéndome escribir, solo me estoy frustrando por todas las palabras no dichas, no escritas, no pensadas, no sentidas, no nada, completamente vacías que cargo como balas de goma porque se borran.


Soy consciente de cuando me empecé a alejar de mi poesía y por qué razones, la poesía y mi yo poeta no son las culpables. Podría decir que los últimos meses he tenido más gripe que los últimos cuatro años, que no ha sido lo que influido para no escribir, pero sin duda mi cuerpo ha estado más débil por otras cuestiones (definitivamente y no escribiré de esto acá) que me han impedido esto.


Aunque debo admitir que al principio no tenía ganas de escribir porque no quería enfrentarme a ciertas cosas, no estaba preparada en ese momento, no quería escribir un poema al respecto, o al menos, no detallar porque sería rasgar mi corazón (roto, pues nací así o tal vez al crecer se extendió al vacío), luego cuando pude ponerme a escribir, me quedé sin las fuerzas, y las ganas poéticas se convirtieron en mi peor pérdida.


En todos mis años escribiendo, en la mayoría he estado terrible emocionalmente, pero había una estabilidad en cuanto a la escritura, ahora aunque no me sienta tan jodida, siento una gran muralla entre yo y la poesía.


No es que quiera hablar de mis pérdidas, dolencias ni nada de esas cosas, PERO sabemos lo que la poesía significa para mí y esta ausencia me va a matar y dejará a mi cadáver en una fosa común.


A partir de mis 23 (como regalo), cada mes he comprado más de 10 poemarios (ahorita estoy leyendo a Tomás Segovia y ando enamoradísima de su poesía) y mi amor por la poesía creció, se extendió hasta llenar todo mi alrededor, hasta la fecha todo me parece poético, mas me es jodido escribir poesía.

Recuerdo haber dicho creo que en mayo del año pasado que la razón/sentido de mi vida (las ganas de no morir, pues), estaba en la poesía que leería y sobretodo, ESCRIBIRÍA. Y a pesar que tengo en mente ciertas ideas para desarrollar, también tengo esta nada.


No estoy diciendo que me retiro de la poesía, porque entonces si me mataría (no digo que la razón de haber nacido era cumplir un destino escribiendo o algo relacionando con la poesía, solo digo que la escritura es lo que me ha hecho sobrellevar mi vida, alma, lo que sea, todo y nada, y si no me he dado un tiro ha sido por las letras), solo quiero explicarme a mí esta ausencia. Espero muy pronto tomar las fuerzas y que la pluma vuelva a mí, no dejarla ir.


Con cariño,

Ana.


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