Nací en una luna llena
y en la vida me despedacé,
tuve que crecer entre las facetas de la luna,
entre su lejanía y mi soledad,
entre su iluminación y mi oscuridad.
Nací en una luna llena,
después me vacié
y ni todas las estrellas
pudieron volverme a encender.
Dicen que la marea
sube en la luna llena,
¿es por eso que naufragué
y me ahogué?
no sé en dónde dejé mi ancla,
pero yo jamás estuve allá.
La marea subió
y me arrastró,
¿qué queda de mí en el océano?,
¿qué queda de mí en la tierra?
Mi oleaje jamás siguió a mi voz,
y si su sonido te arrulla
de seguro tendrás una pesadilla.
Dicen que la luna llena
hace que la marea sea alta,
nací con un timón
y jamás fui buena navegando,
mis velas de papel me cortaron
y la tela que necesitaba jamás curó a mis heridas,
mientras era el agua lo que trataba de limpiarlas,
el mar hizo que me ahogara,
no sirvió que la luna llena se convirtiera en un faro,
solo iluminó a mi perdición.
Los recuerdos llenan a la luna
y luego nos convertimos en un lobo aullándole
pidiendo otra oportunidad de vivir,
expresando con cada pieza rota del corazón la nostalgia,
¿en las estrellas encontraremos un poco de esperanza?
Nací en una luna llena,
entre los aullidos del lobo
y el miedo,
así que guardé silencio.
Si nací en luna llena,
¿cuántas lunas más necesitaré
para estar completa?
en esta noche no será…
El 30 de abril de 1999 hubo luna llena. Nací en la noche. Nada más qué decir.
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