Mariposa mutilada,
déjame tejerte un cielo,
porque ningún hilo podrá coser tus alas de nuevo.
Quédate en mi jardín,
tú haces que una fuente
se convierta en una cascada,
secaste mis lágrimas y alma.
Mariposa mutilada,
las líneas de mi mano encajan
con la parte que te falta.
Empiezan a sonar las sirenas
para un cuerpo que ya no escucha nada,
¿no grité lo suficientemente fuerte
cuando dije que te quedaras?
¿por qué no quedó ningún eco,
solo un terrible silencio?
Empiezan a sonar las sirenas
para un cuerpo que ya no escucha nada,
no había forma de atender un llanto desconsolado,
a veces tienes que dejarlo,
a veces únicamente tenemos que soltar
y ya no me pregunto en dónde estás.
Hace más de un año (el 4 de noviembre) encontré una mariposa mutilada en la cochera, le tomé una foto y estaba en mis notas de poema pendiente.
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