Salvemos a nuestro hijo
Salvemos a nuestro hijo
de lo que se está extendiendo en su cuerpo
y le está quitando lo infinito.
Salvemos a nuestro hijo,
pues le he estado mintiendo,
no me atrevo a decirle de lo que padece,
tengo miedo que mi sol estalle.
Salvemos a nuestro hijo,
sus ojitos se están cerrando
y estoy perdiendo todas mis pestañas en deseos,
Dios no está escuchando mis oraciones
y aun así no pierdo la fe de que él estará bien.
Salvemos a nuestro hijo,
él merece toda la vida que una vez soñó,
es demasiado pronto para que entre al sueño eterno.
Él está luchando,
él se está rindiendo,
salvemos a nuestro hijo.
Él cada vez está más débil,
él dice que está perdiendo su ser
y a todo lo que alguna vez pudo suceder.
Su cuerpo está lleno de moretes
y su espíritu prende velas
solo para ir detrás del humareda.
En su llanto hay tanta agonía,
en cada lágrima él deja ir a la vida.
Estoy tratando de darle de mi pulso,
estoy tratando de mantener mi juicio,
estoy tratando de tomar fuerzas y aferrarme.
Él quiere volver a casa,
estas paredes son demasiado grises
y nos está encerrado en el laberinto de la oscuridad.
Él dice que esa maquina que respira
es demasiado,
ha olvidado el aire puro
y lo demás que la vida comprende.
Leucemia,
estás hiriendo nuestra sangre,
estás profundizando en el dolor de una madre.
Él se está despidiendo con una gran sonrisa
ante su cara pálida,
él todavía quiere tener esperanza,
él se aferra a cada aliento y latido,
en el fondo sabe que no hubo un verano tan gris,
todo se está desvaneciendo en este julio,
¿llegaremos a agosto?
cada día es un milagro
y a la vez la vida cada es más dolorosa,
sé que él necesita paz,
en vida,
no la de la muerte.
Dios mío,
escucha mis plegarias,
no puedo entregar más,
toda la vida que tengo se la estoy dando a él,
entrégame a mí su dolor,
tú sabes que podré soportarlo.
Dios mío,
toda mi vida ha sido de carencias,
¿no ha sido demasiado lo que ya he perdido?
no me arrebates a mi hijo.
Dios mío,
toma lo que quieras,
solo no destruyas esto,
no rompas su espíritu.
Salvemos a nuestro hijo,
su risa inquebrantable
se ha convertido en llanto contenido.
Sus manos siempre están frías,
tratamos de brindarle calor
con temor que nuestro fuego explote.
Mi esposo está desesperado
y fumando,
tratando que resista el alma,
rindiéndose en cada calada.
Mi esposo está viendo hacia al cielo
esperando una señal,
un pájaro se posó en la rama
y cantó distinto,
mi esposo no es creyente de nada
y aun así sabe que es una señal,
este es el final.
Trataron de reanimarlo,
su corazón no daba más,
así que se llevó partes de todos los demás.
No pudimos salvar a nuestro hijo
y también se enfermó nuestro destino,
sin él todo se ha vuelto tan distinto,
tan vacío.
La memoria de Vick quedó impregnada en mi alma aun cuando él murió 6 años antes de mi nacimiento. Mis abuelos jamás se recuperaron, mi mamá sostuvo mucho a mi abuela aunque ella misma se caía en pedazos por su hermano y cuenta la leyenda que yo le traje cierta luz a la Merce, punto para mi ternura vs su carisma de ángel (y coquetería el hijo de Tanito).
Crecí en una casa (era de mi familia materna) con bastante ceniceros donde nadie ha fumado, mi abuelo solía coleccionarlos y en su vida solo prendió dos cigarros, en sus peores momentos cuando no podía más (cuando no había nada que hacer por Vick y muchos años después por la Merce), él solía ser demasiado fuerte, pero su hijo lo desgarró. Recuerdo que una vez en el panteón visitando a Vick y a mi abuela, mi abuelo me habló de Vick y su voz todavía está muy acortada, aferrándose a los hilos de su garganta y cayendo en el dolor de su corazón.
Cuenta la leyenda que mi abuelo escuchó un pájaro y en ese momento supo que era el último día, Vick murió en esa tarde del 23 de julio a sus 22 años, siendo amado por todos, incluso por el Dios que se lo llevó.
He mencionado ya a Vick en algunas poesías, incluso le he escrito algunas, pero esta es la segunda que tomo el lugar de alguien más, anteriormente había sido el lugar de mi mamá en una poesía mía)