Era mejor que cada quien viviera su duelo
en vez de que tú y yo muriéramos en duelo,
ve con cuidado,
ve con cuidado,
ve con cuidado,
vete, por favor,
no es que no tenga nada más por dar,
sino que no tienes más que me puedas arrebatar.
Rasguñé la cinta porque se siente más sincero
que tocar la pantalla que proyecta nuestras memorias,
quiero entrar a esos recuerdos
antes de que mi sangre lo envenene todo.
Puedes trazar cualquier mosaico,
pero no podrás atravesarlos
ni con tu sangre cambiar su color deteriorado,
todo está acabado.
Algunas veces
nuestra nostalgia puede llegar a cubrirme,
eso no quiere decir que quiera abrazarte,
sigo aferrándome a las cosas que me dolieron
aun cuando te dejo ir,
no te preocupes
que el amor no se convirtió en rencor,
solo se vertió.
Las cenizas que quedan
cobran el precio del humo que no volverá,
nada volverá a arder acá,
cualquier ser puede sobrevivir a lo deshecho,
jamás a lo que lo desahucia.
Si nos hubiéramos quedado más tiempo
menos nos hubiera recordado,
al final cada quien perdió más de su chispa
que sangre de nuestras heridas.
Sé que mis bolsillos no están vacíos,
porque cada vez que quiero dar algo
meto mis manos en ellos solo para pellizcarme
hasta hacer que duela y tomarlo como una gran señal,
esto es lo mejor de la maldición,
tal vez mi valor me dé las monedas para pagarle a Caronte
o tal vez estaré naufragando por 100 años
sabiendo que mi alma alguna vez encontró algo que valía la pena,
y ahí está la diferencia entre morir y dar la vida,
si solo fui una brasa ¿por qué te deberían doler nuestras cenizas?,
¿es porque ya no puedo alumbrarte ni brindar calidez?
lo mejor que te has tenido
debido haber sido consagrado,
no solamente desperdiciado.
Ya tenía mucho tiempo queriendo mencionar a Caronte gracias al gran Keaton Henson.