Vida fúnebre
- ANMIR MARTZ
- 9 oct 2022
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 16 dic 2024
Eché a mi corazón al mar
para que el agua lo pudiera curar,
jamás planeé que se ahogara,
ahora no queda ninguna gota
del amor que sentí.
Y sé que siempre hubo arena aquí,
pero no le correspondía al desierto tomarla,
dejarme en medio de la nada.
Y después de haber danzando con las olas,
me arrastro en busca del Oasis,
de algo que pueda salvar a mi alma
y solo encuentro pena.
Eché a mi corazón
en una caja para guardarlo
y regalarlo,
se convirtió en un ataúd,
¿dónde está la ceremonia de mi sepelio?,
¿dónde dejé mi honor?,
¿dónde quedó el valor?
Ahora hay un vacío en mi pecho,
y cruzaron mis brazos
para que mis manos
pudieran sostener las flores
de mi vida fúnebre,
en este cadáver que aún busca latir
y ser alma otra vez,
y solo viene la marcha fúnebre
despidiéndose de lo que alguna vez amé.
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